Hoy la política forma parte de
nuestras vidas de una manera abrumadora: televisión, prensa escrita
o internet nos ponen al tanto de elecciones generales,
autonómicas o municipales, parlamento, senado, cortes de justicia,
partidos políticos…. Pero ¿te has preguntado alguna vez
de dónde nos viene esta afición a la política? ¿Te has preguntado
quiénes son estas personas que dedican su vida a la política , por qué lo
hacen o cómo se preparan para ello?
Había en Roma dos maneras de hacer
carrera: una era la vía militar y otra la vía política. La
vida militar tenía como escenario el campo de batalla en el que los
soldados y sus mandos se curtían luchando con el enemigo - hostis- por
los confines del imperio En la política el campo de batalla
estaba más cercano, en la misma Roma, concretamente en el foro: el
corazón de la vida ciudadana de Roma., un lugar semejante al ágora griega en el que se desarrollaban las actividades más
importantes para los ciudadanos: comercio, reuniones políticas,
asambleas, escuelas, reuniones sociales y
literarias, tribunales de justicia...Aquellos
hombres que habrían de dedicar su vida a la política o en palabras romanas,
recorrer el “ cursus honorum”, tendrían que vérselas con un enemigo diferente, un rival al que
llamaremos inimicus ( concepto bien diferente del de
hostis).
Senado Romano. Fotograma de la serie de TV Roma |
Como bien entenderás, en la primera
parte de la historia de Roma ( época monárquica) no había posibilidad de
carrera política ya que el rey ( rex ) reunía todos los
poderes en una sola persona. Como mucho, tenía un Consejo de ancianos , Senatus,
que lo asesoraban en sus decisiones. Recuerda que
"senatus" procede de la palabra latina "senex", anciano,
que probablemente reconocerás en expresiones comunes por ejemplo en el
deporte como categoría senior.
Una vez que los romanos se deshacen del
último rey ( Tarquinio, el soberbio) a finales del s. VI aC, durante el período
republicano el poder queda repartido entre unas personas que reciben el
nombre de magistrados ( de la palabra magister, maestro, persona que sabe más) y que van a desempeñar diversas funciones
denominadas magistraturas. Debían además cumplir una serie de requisitos: una cierta
edad ( a partir de 29 años) para iniciar lo que llamaríamos la carrera
política o cursus honorum ( carrera de los honores), y no tener delitos , juicios
pendientes, o condenas.
Las magistraturas intentaron evitar los
errores y excesos que el poder real había evidenciado, sobretodo la
arbitrariedad. Así pues, observaremos que, salvo excepciones, el
poder nunca se concentra en una persona. Todas las magistraturas del cursus honorum son colegiadas, es decir
, formadas por dos o más miembros. Cada magistrado pues, contaba con
uno o varios colegas desempeñando el mismo
cargo. Para evitar la arbitrariedad de que hacían gala los
reyes ( hacer lo que a uno le venga en gana), se establece
como elemento de control el derecho a veto, lo cual
obliga a los magistrados a actuar de común acuerdo, a buscar eso tan difícil de
hallar ( según parece) que llamamos consenso. ¿No os suena algo
similar en la ONU?
Otro de los errores de la monarquía
era su duración y la manera en que el poder se perpetuaba generación
tras generación en las mismas manos. Contra esa enfermedad también buscaron su
remedio: las magistraturas tenían una duración muy , muy limitada: un solo
año. Aún en el caso de llegar al consulado, lo más alto en el
escalafón, un ex senador debía esperar diez años para volver a
presentarse a unas elecciones. La mayor parte, dada su
avanzada edad y el desgaste que conllevaba, acababan su carrera
política en un honroso retiro dedicado a tareas literarias,
agrícolas o a tareas políticas menos agobiantes como Senadores o
Censores ( de los que ya hablaremos más adelante).
Hoy igual que ayer, ayer igual que
hoy la política es una carrera de fondo y es habitual iniciarse en la vida
política desde muy joven, escalando poco a poco los peldaños de las estructuras
de los partidos políticos. Para iniciarse en las magistraturas el
ciudadanos romano debía tener un mínimo de 29 años. Esta condición buscaba que los aspirantes hubieran
alcanzado la plena madurez como hombres y dada la esperanza de vida de un
romano, equivaldría a tener unos 40 años en la actualidad.
No obstante debemos destacar que la
mayoría de los jóvenes de buena familia que aspiraban una
carrera en el foro ya habían empezado a frecuentar
los ambientes políticos desde sus 17 y 18 años, algunos incluso
antes, aconsejados y guiados por sus padres o familiares que
ya se dedicaban a estos menesteres. Diríamos, pues, que
la política era algo que se llevaba en la sangre.
Las cosas no han cambiado
mucho desde entonces ¿no?. Fíjate si no en el caso de los Kennedy de USA, o las
tres generaciones de Papandreu o las cuatro de los Venizelos en Grecia ; o en
los Le Pen , padre e hija , de Francia… ).
Juventudes socialistas de Andalucía |
A la carrera política, Cursus Honorum ( literalmente "carrera de los honores" ) sólo
podían aspirar a ella los ciudadanos romanos ( no todos los que vivían en Roma
eran ciudadanos, al igual que no todos los que viven en España tienen el
rango de ciudadanos españoles). El ser ciudadano Romano otorgaba el
" Ius Honorum", o sea, el Derecho a los honores, a
aspirar a cargos políticos.
Piensa en los paralelismos con la política
nacional, y verás lo importante que aún es este derecho en nuestra política.
Antes de la Comunidad europea, sólo los ciudadanos españoles podían
elegir y ser elegidos; sólo cuando la nacionalidad se ha ampliado en la nueva
supranación europea, los ciudadanos de la comunidad europea ( y algunos
más) pueden también aspirar a presentarse a las elecciones y votar en
ellas. Pero sólo en las elecciones municipales, no en las nacionales....
Lo cierto es que no todos los ciudadanos
podían dedicarse a la vida política. Había sido habitual siempre que fueran los
ciudadanos de las clases sociales más pudientes los que se dedicaran a ello: la
vida política implicaba poder, pero también muchos gastos que sólo podían
afrontar las clases más ricas: los patricii ( nobleza,
cuyo nombre deriva de la palabra patres (nombre dado a
los varones que junto a Rómulo fundaron la ciudad de Roma) ; y los equites
( de donde caball-eros) una especie de clase media,
por así decirlo, que tenía buenos ingresos económicos a menudo
obtenidos del comercio ( de donde se deduce que podían comprar sus
caballos propios); no debemos olvidar un importante detalle: podían acceder a una buena formación
cultural ya que podían paga las clases de profesores de retórica que les
enseñaban los entresijos del discurso político, esencial en un sistema en que
el dominio de la palabra era esencial para poder vencer y convencer.
Naturalmente eran y siguen siendo los que
en la sociedad romana y en la nuestra tienen más interés en controlar los hilos
de la vida política. ¿ no? Ya decían los romanos, y con razón, eso de nihil
novi sub sole ( nada nuevo bajo el sol).
No quiere decir esto que el pueblo no
tuviera ningún papel en la política. La plebs o populus, de las
dos maneras podía llamarse, habitualmente se dedicaba a sus tareas: trabajar,
claro está. No daba el tiempo, ni la formación cultural para dedicarse a
actividades más elevadas.
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Muchos años de luchas internas lo habían
llevado a disfrutar de algunos derechos y garantías.
A pesar de que el sistema electoral no era muy
equitativo que digamos y favorecía a los sectores arriba mencionados, el
pueblo no estaba indefenso. Tenía una poderosa arma para defenderse de los
excesos y abusos de los pudientes y eran sus Tribunos de la plebe
, diez magistrados que los representaban, inviolables y de carácter
casi sagrado, que tenían además derecho de veto sobre
las decisiones tomadas por otros magistrados. Este carácter sagrado no libró a los hermanos Graco, Tiberio y Cayo, ferreos
luchadores por los derechos del campesinado, de caer asesinados por miembros
del propio senado, alarmados por las políticas de reforma agraria
que los hermanos habían emprendido.
El llamado cursus Honorum tiene en
realidad cuatro magistraturas jerárquicas: es necesario pasar por cada
una para alcanzar la siguiente. Pero ¿ qué poderes otorgaban? Vamos a
dejar claras dos cositas:
Los magistrados ejercen dos formas
diferentes de poder. En el primer caso llamamos potestas ( potestad) al poder que les
permite administrar las actividades civiles y religiosas de la ciudad:
leer e interpretar los augurios, convocar al pueblo, presidir las sesiones del
Senado, promulgar edictos e incluso poner multas. En el segundo caso es
un verdadero poder fáctico: nos referimos al imperium o poder que permite
tomar los augurios fuera de Roma, y lo que es más importante, el poder sobre
los ejércitos y en última instancia ( y sólo en casos muy graves) el
derecho de vida o muerte sobre los ciudadanos.
Todos los magistrados
tenían potestas, pero no todos imperium.... El mando sobre el ejército, y
por consiguiente sobre la vida y la muerte era materia delicada y sólo se
permitía a la magistratura más alta: los dos cónsules.
A continuación se expone
un gráfico en el que se detalla el cursus
honorum. En la línea vertical las cuatro magistraturas que formaban
la carrera: cuestores, ediles, pretores y cónsules. En
diagonal, los tribunos de la plebe ( una manera transversal de
saltarse el primer peldaño y de acceder a edil). En los laterales
se señalan algunos cargos políticos que no formaban parte de la carrera
pero se obtenían como consecuencia de haber desempeñado una
magistratura , propretores y procónsules; una especie de reposo en
dique seco antes de afrontar la nueva travesía hacia la magistratura superior.
Finalmente tenemos a los censores,
elegidos de entre los ex cónsules a modo de retiro político
honroso. Y sólo en casos excepcionales y de manera temporal podía uno
de los dos senadores ser elegido como Dictator para concentrar
en una sola persona todos los poderes. Solucionada la crisis, el dictator debía
volver a entregar en poder al senado y al pueblo, sus legítimos dueños. A
no ser que, como Julio César, lograra que el cargo le fiera renovado año tras
año convirtiéndose así en un Dictator pertetuus, que venía a
ser una especie de rey o el comienzo de lo que su sobrino Octavio Augusto
continuaría en el Imperio.
Y bueno, Huelga decir, claro, que con la llegada del Imperio (
tras la muerte de Julio César toma el poder su sobrino Octavio Augusto),
las magistraturas , el senado y demás cargos siguieron presentes en
la vida política, pero sólo fueron un espejismo de una realidad que ya no
funcionaba: el emperador había vuelto a asumir, como en un principio, todos los
poderes, o incluso más que los que el rey pudo ejercer en el período
primero monárquico. La carrera política se multiplicó con cargos
repartidos por el inmenso territorio del Imperio, unos cargos
directamente designados por la voluntad del emperador de Roma y no por la
voluntad del pueblo. La famosa leyenda que habían paseado las legiones
Romanas por todo el mundo SPQR ( senatus populusque Romanus) en sus
estandartes, se convirtió en una reliquia de los que fue en tiempos de la
gloriosa república: el poder del Senado y del pueblo Romano.otro tema diferente es de las elecciones, que abordaremos en otra
ocasión.
Espero haber aclarado un poco más este
complejo panorama político de Roma y que te ayude a entender también
algunos de los hechos políticos a los que como futuro votante te
vas a enfrentar.
Vale. ( saludo y despedida en latín).
.
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